Panorama económico global (4° trim. 2025)
Autor: MAPFRE Economics
Síntesis de conclusiones del informe:
MAPFRE Economics
Panorama económico y sectorial 2025:
perspectivas hacia el cuarto trimestre
Madrid, Fundación MAPFRE, noviembre 2025
Panorama económico
Al superar la mitad del año, la economía mundial ha confirmado las previsiones iniciales de una evolución hacia un crecimiento más equilibrado y cercano a su potencial. A pesar de los desafíos persistentes, como la incertidumbre geopolítica y los efectos de políticas comerciales recientes, la actividad económica ha mostrado una notable resiliencia. El crecimiento se ha mantenido sólido, superando los riesgos de desaceleración, gracias a la flexibilidad y capacidad de adaptación de los agentes económicos. En cuanto a la inflación, se ha avanzado de forma positiva en la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes, aunque el proceso aún no está completamente finalizado. Los bancos centrales han logrado encauzar la inflación dentro de sus objetivos, aunque en EE. UU. se espera una convergencia más lenta hacia el 2% debido al impacto de los nuevos aranceles, que podrían generar ajustes de precios con efectos divergentes a nivel global. En los mercados emergentes, el panorama inflacionario también es favorable, aunque más heterogéneo. Se prevé que la inflación se mantenga cerca del límite superior de los rangos objetivo de los bancos centrales, lo que ha llevado a que la cautela predomine en las decisiones de política monetaria.
Un factor adicional relevante es el exceso de capacidad en China, que, al intentar mantener el dinamismo de sus exportaciones, genera un shock de oferta positivo para el resto del mundo (excepto EE. UU.). Sin embargo, este fenómeno podría combinarse con un shock de demanda negativo, debilitando industrias locales y afectando la recuperación del consumo interno. Tras un primer trimestre marcado por acumulación de inventarios y movimientos preventivos del sector privado, el segundo trimestre mostró una reversión parcial, aunque la tendencia apunta hacia una desaceleración cíclica más evidente en 2026.
Condicionada por estas dinámicas, la previsión de crecimiento global se ha revisado al alza para 2025, desde el 3,0% hasta el 3,1% (3,3% en 2024), mientras que para 2026 se ha mantenido prácticamente sin cambios en el 3,0%. En cuanto a las perspectivas de inflación, prácticamente no varían y se sitúan en 3,4% y 3,0% para 2025-2026. El escenario base continúa plasmando la idea de central de una desaceleración cíclica y fuerzas inflacionarias más tenues, con un efecto de los aranceles limitado en 2025 y previsiblemente más perceptibles de cara al año próximo. En cuanto al escenario de riesgo, este continúa con las tensiones geopolíticas como eje central y la confluencia de shocks de oferta y demanda negativos, lo que retraería en torno a 1 punto de crecimiento global y una dinámica de inflación proyectada con efectos asimétricos por regiones dada la naturaleza del shock.
Para Estados Unidos seguimos previendo una desaceleración hasta cifras ligeramente inferiores al 2% de la mano de un consumo que debería reflejar la mayor debilidad del empleo y un crecimiento a futuro más moderado de la inversión. Además, cabe destacar que, aunque los riesgos al alza para la inflación han disminuido, siguen sin dejar un camino lo suficientemente claro a las autoridades como para justificar un cambio en las condiciones financieras hacia políticas expansivas.
Para la Eurozona, las previsiones introducen una ligera revisión al alza, aunque continúan sin aparecer catalizadores que permitan superar los desafíos estructurales. El sector manufacturero y la producción industrial siguen constreñidas mientras que el sector servicios, aunque avanza con mayor fluidez, permanece limitado por una demanda interna atenuada, una recuperación de la confianza en el sector privado incompleta y una demanda exterior incierta.
De cara a España, las revisiones vuelven a corregirse al alza en 2025 hasta el 2,9% y se espera que este crecimiento superior continúe en los próximos trimestres. Prevemos un crecimiento más lento en el futuro, pero próximo a su potencial del 2% gracias a un mayor soporte de la demanda interna, al gasto de los NGEU y a unos efectos arancelarios menos negativos que en el resto de Europa.
En los mercados emergentes, también se prevé un panorama de inflación y actividad favorables, pero el proceso bien podría bifurcarse por países. Esta dinámica favorece a que la cautela sea el sesgo dominante, y a que, aunque el ciclo de recortes de tipos interés haya continuado su curso prácticamente en todos los países, con alguna notable excepción como es el caso de Brasil, la dirección y el ritmo de flexibilización pueda seguir ofreciendo diferentes interpretaciones sobre cómo transitar desde la política monetaria restrictiva hacia la neutral.
En México, se mantiene la visión de cierto estancamiento en 2025 (0,5% de crecimiento del PIB) y una mejoría para 2026 (hasta el 1,5%). La debilidad de comienzos de años y la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales con Estados Unidos todavía persisten, pero se sostiene la hipótesis de una progresiva recuperación gradual en el futuro. Además, un mayor alineamiento con las políticas de EE. UU. Podría resultar en mayores probabilidades de éxito en la revisión del T-MEC y significar un catalizador al alza para la economía.
En Brasil se proyecta un crecimiento del PIB del 2,2% en 2025 y del 1,6% en 2026, con una mejora en las perspectivas de inflación. A pesar de los tipos elevados (15%), el crédito ha seguido fluyendo hacia hogares y empresas, sosteniendo una expansión económica superior a lo previsto en lo que va de año y denotando una fortaleza que ha llegado a poner en duda la propia eficacia de la política monetaria. En inflación, el mejor desempeño ha provocado también que el aumento de precios siga estando todavía encima del objetivo y que las expectativas no se hayan moderado como se preveía. No obstante, se espera que el efecto de la política monetaria finalmente tenga un efecto más visible efecto, restringiendo el crédito, la inversión y en última instancia al consumo, lo que favorecería al descenso de la inflación, al anclaje de expectativas y sentaría las bases para una política monetaria más acomodaticia de cara a 2026.
Tabla 1. Escenarios Base y Estresado: producto interior bruto
(crecimiento anual, %)
Tabla 2. Escenarios Base y Estresado: inflación
(%, a/a, media)
El análisis completo respecto a la actualización del entorno económico global puede encontrarse en el informe Panorama económico y sectorial 2025: perspectivas hacia el cuarto trimestre, elaborado por MAPFRE Economics, que está disponible en el siguiente enlace:






