Panorama económico global (4º trim. 2020)

Autor: MAPFRE Economics

Síntesis de conclusiones del informe:
MAPFRE Economics
Panorama económico y sectorial 2020: perspectivas
hacia el cuarto trimestre
Madrid, Fundación MAPFRE, octubre 2020

En un contexto de abrupta caída en la dinámica de la actividad global activada por un shock totalmente diferente a los que habían producido las más recientes crisis económicas, nos encontramos ahora en la fase de estabilización y eventual recuperación. No obstante, esta será lenta y llena de riesgos a la baja que se exacerbarán por la propia dinámica de la pandemia del Covid-19. En este marco, hemos revisado nuestras previsiones de crecimiento económico para 2020, considerando, por una parte, los efectos positivos de la acción de las políticas monetaria y fiscal y, por la otra, la relativa menor astringencia de la política sanitaria. A pesar de ello, no debe dejar de tomarse en cuenta la resiliencia del virus y la escasa preparación de muchas economías, lo que podría hacer que la mejora en la dinámica de la actividad económica global sea transitoria y que la atonía se traslade hacia final de año e inicios de 2021. Por ese motivo, hemos revisado al alza las previsiones de este año, pero con un cierto deterioro en las del próximo, que será más tenue y asimétrico a escala global.

El crecimiento global para 2020 se prevé en el entorno de -4,4% durante el 2020 y 5,2% durante el 2021. Es previsible que prácticamente todas las economías del orbe (a excepción de China) registren una caída en su producto interior bruto. Asimismo, países emergentes y desarrollados verán los niveles de apalancamiento soberano alcanzar niveles hasta ahora rara vez alcanzados (por encima del 120% del PIB en 2021), a causa del ingente déficit necesario para paliar las consecuencias de la pandemia. Así, el espacio fiscal para un mayor impulso fiscal parece agotado.

La política fiscal ha sido la piedra angular para ayudar a superar el bache inicial y evitar que los problemas de liquidez se convirtiesen en problemas de solvencia. El cuadro a continuación resume los esfuerzos realizados en materia fiscal.

La política monetaria, por su parte, ha sido la clave para estabilizar los mercados y la economía real al inicio de la crisis, pero actualmente centra sus esfuerzos en garantizar las expectativas y la liquidez a fin de contener el fuerte repunte de la aversión al riesgo global. Precisamente este último, exacerbado por las vulnerabilidades de cada economía, está produciendo problemas de estabilidad en la balanza de pagos, ya sea por déficit soberano abultado o por una fuerte corrección de flujos de cartera con efectos inmediatos sobre la cuenta corriente, el tipo de cambio y las reservas de muchas economías emergentes.

En definitiva, el mundo se enfrenta a una crisis sin precedentes, con enormes retos para salir de ella y, en todo caso, con una recuperación que, además de lenta y frágil, nos conducirá a una nueva normalidad que plantea desafíos que las sociedades deberán enfrentar.

Empleando idénticos racionales en la definición de nuestros escenarios central y estresado hemos revisado y ajustado nuestras previsiones de hace seis meses y mejorado sustancialmente las perspectivas de 2020 y ajustado las de 2021. Aunque el panorama no sea tan negativo como explicamos hace seis meses, no está libre de riesgos que le inducen a un fuerte sesgo a la baja. Por lo tanto, en este momento nos inclinaríamos (a la luz de la segunda ola) más por una visión estresada que una central. Estas son las previsiones del PIB que manejamos en la actualidad.

El análisis completo puede encontrarse en el informe Panorama económico y sectorial 2020: perspectivas hacia el cuarto trimestre elaborado por MAPFRE Economics y que se encuentra disponible en el siguiente enlace:

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